martes, 12 de marzo de 2013



Tapir

Su población de concentra en México, América central y parte de Sudamérica

Tienen un agudo sentido del olfato, que utilizan para encontrar y elegir su alimento y detectar posibles peligros.

Son solitarios y tímidos; caminan mucho y en general, necesitan de grandes áreas para vivir y su densidad (número de animales por superficie) es baja.

Tienen una tasa reproductiva baja, las hembras tienen una sola cría después de 13 meses de gestación y por lo general en la naturaleza, nacerá una cada 2 o 3 años.

Las crías tienen manchas y líneas blancas sobre un pelaje pardo, lo que les ayuda a mimetizarse con la vegetación.


Se alimentan de una gran variedad de frutos, hojas, flores y corteza. Juegan un papel muy importante en determinar la estructura de las comunidades de plantas, especialmente porque dispersan semillas de hierbas, arbustos y árboles. Por ello se los denomina arquitectos del paisaje y especies clave para la conservación del ecosistema donde viven.

Son particularmente vulnerables a la presión de cacería, ya que por su tasa reproductiva y densidades bajas, no pueden recuperar su población rápidamente. Otra amenaza es la fragmentación y la reducción de su hábitat natural, como consecuencia del desarrollo de actividades como la explotación forestal, deforestación, forestación con especies no nativas, explotación de hidrocarburos y ganadería, que cuando se realizan sin control ni adecuada planificación, traen como consecuencia una fuerte degradación de los ambientes y los recursos naturales.


En México se considera en peligro de extinción por lo que está prohibido su caza y venta.

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